miércoles, 21 de octubre de 2015

POEMA ONTOLOGICO 1


Lo prometido es deuda, hoy traigo la primera entrega de un análisis acerca del Poema ontológico del filosofo griego Parménides. 

El poema es dividido en varias partes por estudiosos de la filosofía a saber: proemio, a de la verdad, a de la doxa.  La doxa es una expresión griega que hace referencia a la simple opinión sin un argumento solido que la sustente, también hace alusión a lo que es aparente. 

Yo llevaré un camino y un ritmo en el análisis un poco distinto a lo tradicional con el ánimo de hacerlo más comprensible y crear la posibilidad de nuevas interpretaciones y así enriquecer el pensamiento filosófico. 

Empezaré con el fragmento 1 que dice: 
"FRAGMENTO 1 Los corceles me arrastran, tan lejos como el ánimo anhele llevaron. Y una vez que en el renombrado camino de la Diosa me hubieron puesto, que lleva al varón sapiente a través de los poblados, por allí me condujeron. Por allí me llevaban los hábiles corceles tirando del carruaje; las doncellas indicaban el camino. En los cubos del eje con estridente sonido rechinaban ardiendo (acelerado por dos vertiginosas ruedas, de ambos lados) cuando se apresuraban a escoltar las doncellas Helíadas, abandonadas ya las moradas de la noche hacia la luz, habiendo con sus manos los velos de la cabeza retirado.  Allí están las puestas de los senderos de la noche y del día y en torno a ellas, dintel y umbral de piedra, las mismas, etéreas, cerradas por inmensas batientes hojas de las que Dike, la de los múltiples castigos, las llaves guarda de doble uso. Le hablaron las doncellas con blandas palabras y sabiamente persuadieron a que el enclavijado cerrojo prontamente de las puertas les quitase. Y éstas de la entrada el inmenso abismo produjeron al abrirse. Los broncíneos postes en sus goznes uno tras otro giraron de clavijas y pernos guarnecidos. Y a través de las puertas, derecho por el camino, carro y caballos las doncellas condujeron. Y la diosa benevolente me recibió; con su mano mi mano derecha cogiendo, con estas palabras a mi se dirigió:  "Mancebo, de auriga inmortales compañero, que con sus caballos que te traen , a nuestra morada llegas,  salud!, que no una mala moira te envió a seguir este camino (pues fuera del sendero de los humanos está), sino Themis y Dike. Y así tendrás todo que averiguar, tanto de la bien redonda verdad el corazón imperturbable como de los mortales los pareceres en los que verdadera fidelidad no hay, y aprenderás también esto: cómo lo múltiple pareciente tenía que hacerse aceptable, penetrándolo todo por todas partes."  

Lo primero que salta a la vista es que Parménides recurre al texto literario como herramienta para expresar su pensamiento filosófico. Esto es algo que se mantendrá a lo largo de la historia de la filosofía, por ejemplo finalizando el siglo XIX de nuestra era Nietzsche utilizará este recurso con "Así habló Zaratustra". 

Pero no es solo por la dificultad de expresar con claridad lo profundo y complejo del pensamiento que se recurre a la literatura. En la época de Parménides se estaba dando inicio a la filosofía cuando los sabios (como los llama Aristóteles) estaban dejando de lado el pensamiento mítico para iniciar el camino del pensamiento científico. De esto ya he hablado en la serie "La escuela de Atenas" (ver en videoblog "la escuela de Atenas 3"). 

Iniciando, Parménides se ve a sí mismo viajando a gran velocidad, tan lejos que ya no se encuentra en esta dimensión. Y allí se encuentra con las hijas del Dios Sol (Helios) que lo van acompañando, y lo van alejando de la noche y de la oscuridad. Metafóricamente hablando él se refiere a dejar atrás la oscuridad de la ignorancia y acercarse a la luz del saber. 

Finalmente se detienen en la puerta de la Diosa Dike (Diosa de la justicia, que vigilaba las acciones de los hombres y odiaba la falsedad) en medio del día y de la noche que representan la luz y la oscuridad. La Diosa lo recibe con alegría diciéndole que no ha sido una mala moira, es decir, un mal giro del destino el hecho de que él se encuentre allí pues ha sido ella y la Diosa Temis (quien era la encarnación del consejo divino y de las buenas costumbres) quienes lo han llamado, por lo que debe disponerse a aprender todo lo que vea. 

Todas estas consideraciones están dadas para que el lector disponga de todas su atención, no con el ánimo de encontrar defectos en la argumentación, sino con el propósito de entender la visión del filosofo acerca de la Physis y aún más, del SER. 

¡SAPERE AUDE!

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