La segunda parte
del discurso del método inicia de una forma muy pintoresca, con su estilo
informal y anecdótico Descartes nos cuenta que en el año 1619 se encontraba
pasando unas duras noches de invierno en lo que hoy es Alemania, y que no había
nadie con quien charlar o beber, y tampoco había con quien irse de amores,
entonces se dedicó a la reflexión filosófica.
Su argumento central es que las cosas son
mejores cuando son elaboradas por un solo pensamiento. Ejemplifica con la
construcción de edificios (que en aquella época podrían tardar décadas, por lo
que era usual que intervinieran diferentes arquitectos (vídeo recomendado:
historia de la construcción de la catedral de Santiago de Compostela, más de
100 años de construcción https://youtu.be/S30ytqBSAP4 - Súper recomendado ese canal). Muchos
intelectos, muchas manos, muchas ideas, muchos horizontes hacen que se
desdibuje la unidad y la identidad del proyecto.
Cabe apuntar que
Descartes escribe esto siglos antes de que existieran conceptos como “sinergia”,
“trabajo colaborativo”, “pensamiento colectivo”; en todo caso, la lógica que
utiliza para explicar su argumento central es muy sólida, y esa misma analogía
de la construcción de los edificios, las ciudades, las leyes y hasta la
religión, donde al ser elaboradas por una sola persona, aunque pudieran
resultar extrañas siempre serían coherentes
y mantendrían una unidad porque este único intelecto apunta a un único fin.
Este punto de
vista de Descartes me llevo a pensar que debe existir una relación directa
entre la geometría analítica y el método. Es un aspecto que abordaré más adelante.
Continuando con
su analogía, Descartes aplica estas observaciones al crecimiento y desarrollo
intelectual; son muchas ciencias que no
tienen certezas ni exactitud (se refiere a las ciencias naturales, a la
botánica, y a otras que siguen en proceso de desarrollo, a diferencia de las
disciplinas más exactas), muchos maestros a lo largo de la vida que enseñan con
múltiples métodos, y todos ellos aportaron diferentes visiones, criterios y
objetivos en el crecimiento intelectual.
Lo que hoy
podríamos ver como una virtud, en aquel entonces para Descartes suponía un problema,
porque los juicios no tienen suficiente sólidos al no haber un solo criterio de
verdad, sino múltiples.
De esta manera,
siguiendo con su analogía, Descartes concluye que la mejor alternativa es
seguir el ejemplo de derribar los edificios, eliminar las calles, reformar las
leyes haciendo lo propio con el pensamiento;
y hace la aclaración que éste es su ejercicio personal y que lo comparte únicamente por si existiera
la posibilidad de que fuera útil para alguien; y en este proceso apunta que no
sirve copiar o seguir a nadie por múltiples razones, de tal forma que esto se tratará siempre de un ejercicio que
ha de hacerse de manera individual.
¿Qué herramientas
existen para llevar a cabo semejante empresa? Se preguntaría Descartes. Propone
el estudio de la lógica y el álgebra antigua y moderna- Pero la lógica está
llena de vicios y elementos que confunden el entendimiento; las otras dos
tienen otros problemas, el álgebra antigua resulta ser muy agotadora para la
imaginación, la segunda tiene demasiadas reglas que no ayudan a descubrir cosas
nuevas y en todo caso ambas se tratan de cosas demasiado abstractas. Es decir, nada de esto sirve.
Un problema sin
aparente solución, pero Descartes se saca de la manga la respuesta. Las cuatro
reglas para conducir los pensamientos que no son otra cosa que “el método”:
- PRIMERA REGLA: “No
aceptar como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es”
- SEGUNDA
REGLA: “Dividir cada una de las dificultades
que examinare en cuantas partes sea posible y en cuantas requiriese su mejor
solución”
- TERCERA REGLA: “Conducir
ordenadamente los pensamientos, empezando por los objetos más simples y más
fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento
de los más compuestos”
- CUARTA REGLA: “Hacer
unos recuentos tan integrales, y unas revisiones tan generales, que llegase a
estar seguro de no omitir nada”.
Descartes
continuará narrándonos su experiencia sobre el uso de estas reglas, y como eso
lo llevo a crear la geometría analítica y en consecuencia inventar el plano
cartesiano. Pero una cosa es utilizar el método con las matemáticas y otra
aplicarlo en otros campos, en otras ciencias; así que Descartes decide iniciar
con la filosofía, y en coherencia lo primero era no aceptar nada como verdadero
hasta no tener la certeza. Suma éste
planteamiento al “solo sé que no sé nada” y tendrás una bomba para el
pensamiento.
La solución es
despojarse de todos los prejuicios. ¿Descartes se convirtió en el primer hombre
deconstruído? Posiblemente. Fue una tarea que le llevo muchos años (según él
mismo narra, nueve años)
Los prejuicios
vienen por las costumbres, y las costumbres son cimentadas en la moral, en
conclusión así como se necesitó un método nuevo, se necesita de una moral nueva
capaz de liberar el alma de las ataduras que los vicios del pensamiento
suponen, una moral provisional que le permitiera seguir viviendo en el mundo de
los hombres con decencia y dignidad mientras transcurría la empresa de aplicar
el método en la filosofía para construir un pensamiento con juicios sólidos.
Siguiendo la
lógica del método qué como él mismo afirma “La multitud de leyes sirve a menudo
como disculpa para los vicios, siendo un estado mucho mejor regido cuando hay
pocas, pero muy estrictamente observadas”, la nueva moral tiene únicamente tres
principios:
- PRIMER PRINCIPIO:
“Seguir las leyes y las costumbre de mi país, conservando con firme constancia
la religión en la que la gracia de Dios hizo que me instruyeran desde niño”
- SEGUNDO
PRINCIPIO: “Ser en mis acciones lo más firme y resuelto que pudiera y seguir
tan constante en las más dudosas opiniones, una vez que determinado a ellas,
como si fuesen segurísimas.”
- TERCER
PRINCIPIO: “Procurar siempre vencerme a
mí mismo antes que a la fortuna, y alterar mis deseos antes que el orden del
mundo, y generalmente acostumbrarme a creer que nada hay que esté enteramente
en nuestro poder sino en nuestros propios pensamientos”.
Descartes abordará
cada uno de estos principios ó máximas en la cuarta parte del libro y nos
explicará como con ello su objetivo no fue volverse escéptico y dudar solo por
hacerlo, sino que al contrario su meta era encontrar “una filosofía más cierta
que la vulgar”. Y así emprende un viaje que duraría nueve años acompañado de
las reglas del método, su moral provisional claramente estoíca y la fe católica.
Aunque muchos
señalen a Descartes de ateo, la verdad es todo lo contrario, y aunque la
primera regla del método inequívocamente nos conduce a dejar de lado la
religión, Descartes se aferra a ella con gran fuerza.
¿A dónde lo
conducirá este gran viaje?
¡SAPERÉ AUDE!
PS. ¿Quieren un post sobre el estoícismo? Deja tu comentario